Muchas veces me he sentido como uno de esos malabaristas chinos, haciendo girar platos y platos, luchando porque ninguno cayera, yendo a casa derrotado con mi cabeza girando como esos dichosos platos. Pero todo cambió un día en que volvía de América en avión, escogí ventanilla para tener el mínimo contacto con otros pasajeros, pero a mi lado se sento el hijo del mejor mala Muchas veces me he sentido como uno de esos malabaristas chinos, haciendo girar platos y platos, luchando porque ninguno cayera, yendo a casa derrotado con mi cabeza girando como esos dichosos platos. Pero todo cambió un día en que volvía de América en avión, escogí ventanilla para tener el mínimo contacto con otros pasajeros, pero a mi lado se sento el hijo del mejor malabarista chino que ha habido jamás, y él me explicó como conseguir que el tiempo se alargara y alargara y alargara.